Vistas de página en total

martes, 1 de mayo de 2012

Los Mandamientos para el Abogado Edgar Darío Núñez Alcántara

Eduardo Juan Couture (Uruguay, 1904-1956) fue un sabio. Durante su corta vida terrenal trabajó incansablemente en aras de construir una teoría sobre el Derecho Procesal. Este se conceptualiza como aquella rama del Derecho que estudia el contenido, alcance y principios del proceso. A su vez a este concepto (proceso) podemos definirlo como el conjunto de actos encadenados entre si que, a través de un desarrollo científico fundado en la contradicción dialéctica, resuelve un conflicto de intereses mediante la sentencia.
Para los abogados que manejamos el sistema procesal el nombre de Couture significa lo más resaltante que ha dado la América al mundo en estos temas. Su nombre ocupa un lugar especial junto a otros procesalistas latinoamericanos como Enrique Véscovi (Uruguay), Juan Monroy Gálvez (Perú), Luis Loreto (Venezuela), Humberto Cuenca (Venezuela), Hernando Devis Echandía (Colombia), José Rodríguez Urraca (Venezuela), Román Duque Corredor (Venezuela), Arístides Rengel Romberg (Venezuela), Ricardo Zeledón Zeledón (Costa Rica), Héctor Fix Zamudio (México), entre otros.

Pero la imagen que el resto de las personas, abogados u otros, traen ante si cuando invocamos su nombre es recordarlo como el creador de los Diez Mandamientos del Abogado. Son estos un Decálogo que ha de orientar el comportamiento del profesional del derecho ante la sociedad, su familia y ante si mismo. Es el modelo o arquetipo del abogado que el sistema jurídico desea obtener y que nuestras universidades están obligadas a formar. Observemos cuáles son estas instrucciones mandatarias que el genio de Couture ideó para nuestro gremio hace más de medio siglo. Veamos.

I. Estudia. El Derecho se transforma constantemente. Si no sigues sus pasos serás cada día un poco menos Abogado.

II. Piensa. El Derecho se aprende estudiando, pero se ejerce pensando.

III. Trabaja. La Abogacía es una ardua fatiga puesta al servicio de la Justicia.

IV. Lucha. Tu deber es luchar por el Derecho, pero el día que encuentres en conflicto el Derecho con la Justicia, lucha por la Justicia.

V. Sé leal. Leal con tu cliente al que no puedes abandonar hasta que comprendas que es indigno de ti. Leal para con el adversario, aun cuando el sea desleal contigo. Leal para con el Juez que ignora los hechos, y debe confiar en lo que tu le dices y que, en cuanto al Derecho, alguna que otra vez debe confiar en el que tú le invocas.

VI. Tolera. Tolera la verdad ajena en la misma medida en que quieres que sea tolerada la tuya.

VII. Ten paciencia. EI tiempo se venga de las cosas que se hacen sin su colaboración.

VIII. Ten fe. Ten fe en el Derecho, como el mejor instrumento para la convivencia humana; en la Justicia, como destino normal del Derecho; en la Paz como substitutivo bondadoso de la Justicia; y sobre todo, ten fe en la Libertad, sin la cual no hay Derecho, ni Justicia, ni Paz.

IX. Olvida. La Abogacía es una lucha de pasiones. Si en cada batalla fueras llenando tu alma de rencor llegaría un día en que la vida sería imposible para ti. Concluido el combate, olvida tan pronto tu victoria como tu derrota.

X. Ama tu profesión. Trata de considerar la Abogacía de tal manera que el día que tu hijo te pida consejo sobre su destino, consideres un honor para ti proponerle que sea Abogado.

Queremos hoy destacar el numeral octavo del Decálogo. La fe en el Derecho como vía para la razón existencial del orden jurídico: Permitir al hombre vivir en sociedad; fe en la Justicia que es el camino hacia donde se ha de dirigir el Derecho; fe en la Paz como sucedáneo de la justicia; y hemos de tener infinita fe en la Libertad, sin la cual no tendremos Derecho, ni Justicia ni Paz. En estas pocas palabras el maestro nos dejó un modo para conducir nuestras vidas en su relación con la sociedad; nos plantea un camino para ser útiles como profesionales que jugamos un rol fundamental en la sociedad en la cual -en todo tiempo y modelo social- nos corresponde vivir. Hemos de hacer todo cuanto sea menester para ser dignos representantes de esa noble profesión.

Pleca Universitaria. El ambiente que reina en la Facultad de Ciencias Jurídicas y Políticas de la UC con ocasión del inicio de clases es de bullicio y un gran entusiasmo. Razón valedera para que educadores y educandos hagamos un gran esfuerzo por producir un mejoramiento ostensible en la calidad académica de nuestra Alma Mater ¡Que tal si comenzamos releyendo a Couture!

Pleca Universitaria. Magníficas tanto en el contenido como en el formato las Jornadas Jurídicas que han venido realizando, en la sede de este prestigioso diario, los integrantes de la I Promoción de Abogados de la Facultad de Ciencias Jurídicas y Políticas de la Universidad Arturo Michelena, cuyo epónimo es el profesor Juan Pachas Lituma. ¡Felicidades a los graduandos y al maestro!

Pleca política. Es necesario que la campaña electoral se oriente hacia la discusión sobre el resultado de estos últimos ocho años de gobierno. Debemos poner de bulto qué ha pasado en el ámbito de la seguridad personal, económica, social, educativa, el tema del desempleo... De nada nos sirve invocar a Lucifer... dejémosle donde esté...revolvamos y resolvamos las carencias de nuestro país. Es esta la agenda que nos corresponde discutir. Vayamos al debate...

1 comentario:

  1. un abogado de familia siempre es la mejor opcion para este tipo de casos por lo cual muchos toman mala decision de contratar un abogado general y no uno que este especializado, asi aymentaran tus probabilidades de ganar

    ResponderEliminar